Inferencias desde el tarifazo
La sociedad cubana ya no es la misma de décadas atrás. Años de precariedad, resistencia y sufrimientos nos han hecho más conscientes de la necesidad de involucrarnos en la solución de nuestras dificultades. Nos muestra que, a pesar de la falta de una vertebración eficaz y activa de nuestra sociedad civil, hay muchos sectores de la población ―donde ahora han resaltado esperanzadoramente los estudiantes― que han desarrollado un sentido de crítica, participación y negociación para solventar sus intereses vitales.

Utilidad y justeza de la manifestación cívica
El mejor antídoto para evitar acciones públicas de insatisfacción y reclamo es, en primer lugar, el desempeño honesto, sistemático y eficiente del gobierno para proporcionar las mayores posibilidades de realización material y espiritual a sus ciudadanos, según sus propias aspiraciones y no según un proyecto ajeno y desconectado de los anhelos de las personas.

Revolución y gratitud
La Revolución la realizó el pueblo pensando en que el objetivo era mejorar sus condiciones de vida; en consecuencia, es inadmisible que se viva mucho peor bajo ella. Luego, no es el pueblo el que debe agradecer a cualquier precio a una estructura política denominada demagógicamente «Revolución», pues ha sido el pueblo el ejecutor de las transformaciones entendidas como revolucionarias, a la vez que ha sido el paciente sujeto de todas las vicisitudes y penurias.

La libertad y la expresión en libertad
La libertad de expresión viene a ser el componente más perceptible y distintivo de una verdadera libertad. Por todo lo que constituye en el desarrollo de una conciencia cívica efectiva y provechosa, por lo que coadyuva a una coexistencia armoniosa, por lo que genera en el respeto y en la conciliación entre perspectivas diversas.
Deterioro de la civilidad
Desde esta situación económico-social sumamente crítica que padece el país, hoy más que nunca se hace necesaria una asunción, educación y estricto respeto de la civilidad, entendida como la conciencia y el comportamiento que hacen prevalecer las virtudes y los valores humanos más universales.

¿Revolución sin evolución?
Se nos sigue exhortando al sacrificio «por la Revolución». No es nada nuevo, una y otra vez hemos escuchado esta solicitud, pero ¿qué sentido tiene sacrificarse si no se ven los resultados?

El derecho a elegir
Es hora de que las personas que vivimos, sufrimos y anhelamos sobre esta Isla dejemos de ser masa impulsada por determinaciones externas y partidarias; debemos empezar a conducirnos como actores conscientes y activos en la proyección y realización de nuestro destino.

El consenso, vía para el bienestar de todos
Es imperativo, desde ya, abrir las puertas de la dirección del país a todos los implicados en el propósito de conseguir consensos fundamentados y eficaces que apuesten por el bienestar general de la nación.

Gobernar con sensatez y sensibilidad
La estatización, sobre todo cuando se supedita a un único partido, no puede ser la forma de gobierno que cubra los intereses y necesidades de la diversa gama de personas que buscan prosperar y vivir del mejor modo en un país.

Mercado informal
Se nos ha forzado a la ilegalidad, no porque seamos propensos a la infracción por naturaleza, sino porque se han dictado regulaciones ilógicas. No hay ley superior a la ley natural de vivir del mejor modo posible.

En torno a la resignación
La resignación es la parálisis de la voluntad y el espíritu. Es necesario que recuperemos el carácter activo, creador, superador, que debe identificar a todo ser humano. No nos cansemos de pelear por lo que necesitamos o ansiamos.

Los intelectuales cubanos ante el contexto actual de la nación
Corresponde a los intelectuales cívicos y de buena voluntad, desde la sensatez, la inteligencia y la cultura, cumplir su función y dar expresión a las preocupaciones e insatisfacciones de sus conciudadanos concernientes a sus dificultades vitales y el respeto de sus derechos.

Día de Mandela: lecciones cívicas para los cubanos
El espíritu redentor y cívico de Mandela puede proporcionar a los cubanos, no solo ideas sobre cómo solventar la difícil situación político-social que atravesamos, sino también hallar estrategias para fomentar una nación más próspera y armoniosa.

Por una cultura del diálogo
Dialogar no debe consistir en una convocatoria o procedimiento eventual y casuístico según criterio de una instancia de poder. Debe constituirse un modo constante de examinar la realidad y actuar consecuentemente en ella para deshacer obstáculos.

Socializar la toma de decisiones
Toda reglamentación sobre las formas de vida de los ciudadanos y sus implicaciones debe ser debatida, y lo que no se acepte mayoritariamente, no puede ser dictaminado por fuerza de un grupo elegido para representar a los ciudadanos.

Del odio a la reconciliación
El odio y la exclusión deben eliminarse de la práctica política y social de cualquier bando. Un pueblo no necesita pensar, creer o comportarse de un mismo modo para convivir coherente y dichosamente.

Sobre el unipartidismo
¿Cómo puede dirigir y representar a todos un grupo político exclusivo, con una plataforma muy específica donde no caben otras formas ideológicas, filosóficas, religiosas y sociales?

«Caen a la larga por la verdad que les faltó»: censores y censura
Hay algo que no perciben los censores pero han resaltado diversos estudiosos: nada resulta más atractivo que lo censurado. Toda censura que no mejore la sensibilidad y ética de los interlocutores conduce a la miseria espiritual y a la servidumbre dogmática.

Proyectos, medidas, rectificaciones y contra-rectificaciones
Se impone no restaurar, sino rediseñar nuestro sistema socioeconómico, sin perder los propósitos de justicia social y soberanía. Es un asunto que atañe a todos los cubanos y debe acometerse sin solución de continuidad sino de ofensiva transformadora e inmediata.

En torno a la disciplina y la obediencia
El proceso para objetar un poder dañino requiere de una profunda conciencia cívica, una clara sensibilidad humana y una activa participación de la sociedad civil. La historia muestra diversos ejemplos de cómo la desobediencia civil puede poner fin a formas de poder nocivas.