La vía legal de la oposición cubana: camino inoperante bajo la dictadura
Una parte de la oposición cubana ha abogado por un enfoque legalista para promover cambios políticos en la Isla. Dicha estrategia busca aprovechar los mecanismos contemplados en las leyes con la esperanza de abrir espacios democráticos. Sin embargo, la evidencia acumulada mediante la práctica sugiere que confiar exclusivamente en ese camino es, a estas alturas, una propuesta trasnochada por ineficaz. El régimen hace la ley… y la manipula a su antojo.

Después del relato único: claves para una narrativa transicional en Cuba
La narrativa de una transición orientada a la reconstrucción y la reconciliación en Cuba, deberá tejer cuidadosamente todos estos hilos: unidad, pluralismo democrático, reconciliación sin impunidad, memoria equilibrada y promesa de prosperidad. Se trata de ofrecer un relato alternativo, esperanzador pero creíble, que rompa el hechizo del miedo sembrado por la dictadura y ofrezca a cada cubano un lugar en el porvenir.

Manuel Cuesta Morúa: disidencia, nación y la larga marcha hacia la democracia
En los totalitarismos y en las autocracias la legalidad sirve solo como premisa, exactamente porque ellos viven, se sostienen y sobreviven en una permanente tensión con su propio orden legal y constitucional. Desde él tienes que construir y consolidar entonces un movimiento político que te permita llegar, de la ley a la ley, al pleno Estado de Derecho.

El verdugo en el espejo
La oposición cubana se define por negación del régimen, más que por la construcción propia de un horizonte alternativo. Necesita proyectarse no solo como «lo que no es el castrismo», sino como la semilla de una Cuba democrática. Ello implica, entre otras cosas, construir una estética propia del respeto, cultivar prácticas organizativas que no reproduzcan el verticalismo del régimen, y asumir que sin base social no hay proyecto posible.
¿Cuánto nos importan los presos políticos cubanos?
El dolor de los presos políticos y sus familias, es también el dolor de Cuba. ¿Se puede ser indiferente? El problema es de los cubanos, hay que leer críticamente lo que se ha hecho, examinar escollos, extraer lecciones y apretar el paso. Todo diseño de futuro para Cuba pasa por encarar el tema de los presos políticos y de conciencia: es el aquí y el ahora.