En pleno
—En Pleno. Así estuvo la Unión de Periodistas de Cuba. Creo que llegaron al número diez.
—¿Y se resolvió algo diferente a lo que no resolvió ninguno de los nueve plenos anteriores?
—No sé cómo habrá estado la merienda, pero en medio de «una transformación profunda del modelo socialista» que solo han visto ellos me entero por el Trabajadores que «la clave de nuestra resistencia radica precisamente en que la inmensa mayoría de la masa laboriosa del país ha convertido el vivir cotidiano en un fuego donde se combinan el compromiso con la obra y el afán de seguir adelante con las armas de la creatividad».
—¿Con masa laboriosa se referirán al pan de la bodega? Porque a ese no le dan fuego ni por compromiso.
—Ahora lo que cuenta es la comida. Marrero en Guantánamo ha dejado para la posteridad una de sus frases: «Producir alimentos tiene que ser prioridad y en eso nos falta mucho todavía. No es un problema de números o discursos. Nosotros tenemos que concretar y tocar las cosas con la mano para estar seguros de lo que se está produciendo y que ello realmente responda a las demandas que tiene nuestra población». Menos mal que no es problema de discursos.
—Falta mucho todavía para que la Ley de Comunicación Social tenga vigencia. ¿Cómo te cae que se aprobó el 25 de mayo en la Asamblea Nacional y que desde esa fecha «haya sido sometida a un proceso de revisión y corrección de estilo». ¿No es de suponer que dicho proceso se hiciera mucho antes? ¡Cuán complicada es su redacción que necesita casi medio año para ser corregida!
—Ahí hay «dato encerrado». Agregan que la ley «está en manos del equipo de la Gaceta Oficial para ser publicada cuando sean aprobadas sus normas complementarias». ¿Las normas complementarias no son parte de la ley misma?
—Es decir, que si alguna norma complementaria no es del agrado de los diputados, ¡que se jodan!, pues ya levantaron su mano el 25 de mayo para aprobarla.
—La Ley está lista para ser publicada, pero eso solo acontecerá cuando ambos documentos (las normas y la propia ley) se aprueben en el Consejo de Ministros.
—Están dando con la cara. Fíjate que crean el Instituto de Información y Comunicación Social, según ellos «con la misión de conducir y controlar la política de comunicación del Gobierno y el Estado». Controlar, lo que se dice controlar, lo hará muy bien, porque se crea un inmenso aparato burocrático que incluye 16 funciones estatales, 224 funcionarios, 70 cuadros, 15 direcciones provinciales y 169 estructuras municipales para la información y la comunicación social en las demarcaciones.
—Vaya, que ni la Oficoda.
—Eso no es todo: «se diferencia del ya extinto Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) en que debe fomentar la cultura del diálogo y el consenso en función del carácter estratégico que tiene en la producción y reproducción ideológica de la sociedad».
—¡¿Producción y reproducción ideológica de la sociedad?!
—Cómo te explico: «reproducción ideológica» es que tú cojas el Granma y lo cruces con el Juventud Rebelde. Con suerte y muchos cuidados neonatales obtienes el Tribuna de La Habana.
—Una «producción de carácter estratégico». Quizás a eso se refieran cuando hablan de «el nuevo modelo de prensa pública para el socialismo cubano, la nueva cultura nacional para nuestro socialismo y la nueva UPEC del siglo XXI». Todo nuevo.
—La prensa, la radio y la televisión seguirán siendo la misma porquería gracias a que la «ideológica» es la única «producción» garantizada mientras estemos sometidos a la guerra cognitiva. Y no me preguntes qué es la «guerra cognitiva».
—Intentó explicarlo Polanco: «Necesitamos una mejor y mayor capacidad de comunicación social para lograr un mayor acceso a la información objetiva y que el derecho ciudadano a la información se consolide cada vez más».
—Eso solo se logra si él y los demás renuncian.
—En pleno.
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Caricatura: Wimar Verdecia / CXC.